Fonz
Fortificaciones.
Partícipe en lo que se llamó la Línea fortificada del Cinca, un total de 120 km de línea fortificada que la constituyó como la principal línea de resistencia construida en Aragón durante todo el conflicto y con un auténtico valor militar, construida para evitar la invasión de Cataluña por el norte del Ebro. La Línea fortificada del Cinca contó con numerosas construcciones defensivas desde nidos de ametralladoras y refugios, hasta trincheras, emplazamientos para piezas de artillería, caminos cubiertos, observatorios, polvorines y pistas militares.
En Fonz se construyeron algunas posiciones defensivas pertenecientes a la Línea fortificada del Cinca situadas en las proximidades de la ermita de San José. Entre estas destacaba una pista de 1.900 metros que se construyó desde la misma localidad de Fonz hasta la ermita, así como un observatorio, una trinchera cubierta y algún que otro atrincheramiento de pequeña envergadura. Estas posiciones complementaban a la principal posición que se construyó en este mismo lugar como fue el emplazamiento para una batería de artillería para cuatro cañones de 155 mm.
El emplazamiento artillero de Fonz era uno de los más importantes de la Línea fortificada del Cinca en el sector de Monzón y consistía en un emplazamiento artillero para 4 piezas de 155 mm. Cruzaba sus fuegos con una media sección artillera compuesta de 2 piezas de 75 mm situada en el castillo de Monzón y otra batería también de 75 mm situada en Estada; todo ello proporcionando un amplio radio de fuego.
El emplazamiento artillero de Fonz estaba situado en lo que se conoce como 2ª Línea dentro de la fortificación del río Cinca. Este asentamiento artillero estaba dividido en dos secciones, cada una de ellas construida en galería a través de pasillos subterráneos.
Cada sección contaba con una entrada de acceso que llevaba a un pasillo central subterráneo y desde aquí se diversificaba a través de galerías subterráneas hasta los emplazamientos de cada pieza.
Respecto a las piezas artilleras que debían situarse en el emplazamiento, éstas eran 4 cañones Schneider de 155 mm., pieza ampliamente usada por ambos bandos durante el conflicto. Eran piezas de origen francés aunque se fabricaron con licencia en la fábrica asturiana de Trubia a partir de 1920, siendo declaradas reglamentarias en 1922 y pasando a conocerse como Obús de campaña de 155 mm Tiro Rápido Schneider Modelo 1917. Tenía un alcance de 11.500 metros, con una cadencia de tiro de 3 disparos por minuto y un peso en batería de 3.300 kg. Para finalizar cabe decir que la rápida operación llevada por el Ejército rebelde por Aragón en marzo de 1938 dejó inservible la Línea fortificada del Cinca y con ella el emplazamiento artillero de Fonz.
Monzón
Ruta “Fortificaciones de la Guerra Civil en la Línea del Cinca”, la cual incluye el castillo de Monzón, dado que acogió piezas de artillería, si bien el tramo principal discurre entre la ermita de San Salvador y el barranco de La Clamor, en el cruce con la carretera A-1223 que sube de Selgua a Berbegal (protección de la vía a Sariñena y Huesca).
Información histórica.
La Línea del Cinca fue la principal obra defensiva que construyó el bando republicano en Aragón durante la Guerra Civil española (1936-1939), consistente en una fuerte línea de resistencia dotada de grandes fortificaciones y trincheras situadas en los márgenes del río Cinca. La línea se extendía desde las inmediaciones del Pirineo hasta Gandesa, iniciándose sus obras a finales de agosto de 1936. En enero de 1937 se encontraban construidos más de 7 kilómetros de trincheras; 13 kilómetros de caminos cubiertos; centenares de nidos de ametralladoras acompañados con los correspondientes refugios para tropas y diversos asentamientos artilleros. El sector de Monzón fue uno de los puntos fuertes de la línea, compuesto por las posiciones de Selgua, Monzón y Castejón del Puente; donde se construyeron solo en este sector 66 emplazamientos para ametralladoras, atrincheramientos para 4.000 soldados y tres emplazamientos artilleros. Sin embargo, esta línea fortificada apenas fue un obstáculo ante el rápido avance del ejército nacional en su ofensiva por Aragón en marzo de 1938, siendo destruidas buena parte de estas fortificaciones por sus propios defensores.
CASTILLO DE MONZÓN- CAÑONERAS.
Debido a su posición privilegiada y dentro de esta línea de fortificaciones, en el monte del Castillo de Monzón y aprovechando un asentamiento artillero ya existente de la Guerra de la Independencia, se emplazaron cuatro piezas de artillería de 105 mm. Dos de las piezas se instalaron con frente Sur para cruzar fuegos con la batería de artillería de Binaced; mientras que las otras dos lo hicieron con frente Norte para cruzar sus fuegos con la batería de artillería de Fonz. Por otro lado, en el castillo también se llegó a instalar un cañón automático antiaéreo de 20 mm para hacer frente a los bombardeos aéreos que sufrió la ciudad de Monzón durante la guerra.
Selgua
BARRANCO DE LA CLAMOR.
Trinchera.
Las trincheras eran unos de los elementos más comunes dentro de las fortificaciones de la Línea del Cinca. Una trinchera no dejaba de ser una zanja abierta en el terreno que tenía como objetivo proteger del fuego enemigo a las fuerzas propias. La trinchera situada a la derecha de la carretera de Selgua a Berbegal contaba con numerosos refugios de diferentes tamaños para los soldados así como polvorines que servían de resguardo para el material. Igualmente, en la misma trinchera se encontraban en las entradas de cada refugio unos grandes bloques de hormigón que servían de protección para sus ocupantes en caso de ataque artillero.
Polvorines y refugios.
En el sector de las fortificaciones de la carretera A-1223 en Selgua existieron un sinfín de refugios y abrigos subterráneos para el personal, con el objetivo de albergar un total de 700 soldados. Estos refugios tenían diferentes tamaños y estaban conectados la mayoría de ellos a través de trincheras. Por otro lado, también existieron otro tipo de construcciones defensivas como eran los polvorines; unas construcciones subterráneas con un blindaje y condiciones de permeabilidad superiores a los refugios donde en su interior se alojaba armamento, sobretodo explosivo, para poder abastecer a la zona defendida.
Nidos de ametralladoras a la izquierda y a la derecha de la carretera
Las fortificaciones de Selgua estaban divididas entre las de la carretera A-1223 y la Ermita de San Salvador. Las fortificaciones de la carretera estaban destinadas a cerrar el paso por la carretera de Huesca, extendiéndose hasta el río Cinca. Comprendía diferentes atrincheramientos y emplazamientos para 16 ametralladoras, siendo los más importantes de este sector dos nidos de ametralladoras dobles situados a cada lado de la carretera con el objetivo de batirla ante cualquier avance de las tropas nacionales. Cada uno de ellos contaba con su respectivo refugio para sus ocupantes y con una extensa trinchera que también servía de evacuación.
Nido de ametralladora.
Los nidos de ametralladoras eran unas construcciones que protegían a los sirvientes de una ametralladora o fusil ametrallador. Estos podían ser de diferente tipo según su disposición y los materiales de construcción utilizados, encontrándose nidos de ametralladora realizados de mampostería, ladrillos, cemento, metálico o de hormigón armado, así como otros más simples realizados a cielo abierto (a barbeta), semi enterrados y con sacos terreros. Todos los tipos de nidos de ametralladora tenían en común que disponían al menos de una aspillera, una apertura a través de la cual se podía disparar desde el interior del nido.
CERRO Y ERMITA DE SAN SALVADOR.
Nido de ametralladora.
En el sector de la Ermita de San Salvador se construyeron un total de diez nidos para ametralladoras teniendo como objetivo batir los diferentes caminos y sendas que venían de Barbastro, además de poder cruzar fuegos con las fortificaciones de las Lomas de Monzón, en Castejón el Puente. Los asentamientos de estos nidos de ametralladoras representaban el esqueleto de cualquier posición defensiva siendo estos los elementos principales. De hecho, la ametralladora era un arma muy efectiva que funcionaba por ráfagas rápidas a distancias pequeñas y medianas, equivalente a la utilización de 100 fusiles manejados por el mismo número de soldados.
Refugio.
En el sector de las fortificaciones de la Ermita de San Salvador existió un buen número de refugios para la tropa. La gran mayoría de ellos estaban excavados en la roca, algunos incluso con cubierta reforzada, que permitía alojar a la tropa durante los ataques aéreos o artilleros, siendo estos de diferentes formas y profundidades. Estos refugios sirvieron también de abrigo para los soldados ante las inclemencias del tiempo así como simples lugares de descanso temporal. En total en este sector existieron refugios para albergar un total de 800 hombres, lo que hace una idea del gran número de refugios existentes en este sector.
Trinchera.
La loma situada debajo de la Ermita de San Salvador se fortificó con varios elementos donde destacaba una extensa trinchera que comunicaba con un nido de ametralladoras, contando además con dos refugios excavados en la roca comunicados entre sí. Cerca de estas posiciones se encontraba un aljibe, cortado en la roca que servía para recoger el agua de la lluvia y poder así abastecer a los soldados que guarnecían estas posiciones defensivas. La vida de los soldados en las trincheras fue muy dura debido a las condiciones que debieron de soportar, a las que además de los ataques del enemigo, se añadían las inclemencias del tiempo como el frío, la lluvia o el barro, entre otros.
Grabado en la ermita.
Las obras de la Línea del Cinca iniciadas a finales de agosto de 1936 estaban dirigidas en un primer momento por una comisión nombrada por el mismo gobierno de la Generalitat de Cataluña, participando en los trabajos de fortificación trabajadores de los mismos pueblos, destinándose además a las fortificaciones de Monzón 300 hombres procedentes del Sindicato de la Construcción de Barcelona. Por otra parte y como vestigios de esta época, en el interior de la Ermita, aun se conservan algunas huellas del conflicto, como son los relieves en una de sus paredes de varios fusiles y cuchillos utilizados por los soldados que ocuparon estas fortificaciones.